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Supervivientes de feminicidio en México: heridas abiertas y justicia lenta

Guadalajara (México) (EFE).– Las cicatrices físicas y emocionales acompañan permanentemente a las mujeres sobrevivientes de intentos de feminicidio en México, un país donde diariamente son asesinadas diez mujeres. A estas secuelas se suma una batalla desgastante contra un sistema judicial lento y burocrático que las revictimiza y muchas veces no castiga adecuadamente a sus agresores, según testimonios recogidos por EFE entre víctimas y organizaciones defensoras de derechos de las mujeres.

La historia de Noemí Antón

Noemí Antón sobrevivió milagrosamente tras sufrir un ataque por parte de su pareja, un paramédico del Ayuntamiento de Zapopan, quien la apuñaló cerca de su casa, provocándole graves heridas en cuello y espalda.

Durante la agresión, Noemí recurrió al mecanismo de protección conocido como Pulso de Vida, proporcionado por la Fiscalía de Jalisco a mujeres víctimas de violencia. Pero la ayuda nunca llegó. En un acto desesperado por salvarse, simuló estar muerta para que el agresor huyera del lugar.

Este violento episodio no fue aislado, sino la culminación de años de maltrato psicológico, emocional y físico que había denunciado en cuatro ocasiones. A pesar de haber firmado un acuerdo en el que él prometía cesar las agresiones, su atacante no cumplió lo pactado.

“Él se comprometió a dejar de agredirme. Yo ya había denunciado antes, pero no cumplió. Meses después del convenio fue cuando me atacó”, relató.

Tras el intento de feminicidio, el agresor continuó hostigándola con mensajes escalofriantes: en una ocasión, le envió flores con una nota que decía que serían las mismas que llevaría a su funeral; en otra, amenazó con llevarse a su hijo y devolverlo “en pedazos”.

Aunque finalmente fue detenido, Noemí lleva dos años luchando, asistida por abogados públicos, para evitar que su expareja salga de prisión. Aunque hay pruebas contundentes del intento de feminicidio, los jueces insisten en reclasificar los hechos como simples lesiones.

“No está preso por la carpeta de feminicidio. Sigue recluido, pero por otro proceso diferente de agresiones hacia mí”, denunció.

Justicia en deuda

De acuerdo con cifras oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en México son asesinadas diariamente diez mujeres, niñas y adolescentes. Tan solo en 2023 se registraron 3.439 víctimas de feminicidios y homicidios dolosos.

Frente a estos obstáculos judiciales, Ángeles González, especialista en acompañamiento a mujeres víctimas de violencia en albergues de Jalisco, señaló que muchas sobrevivientes no logran identificar a tiempo el maltrato por falta de información o por desconocer dónde buscar ayuda.

González considera urgente implementar una reforma judicial que incluya capacitación en perspectiva de género, para asegurar que los casos de violencia feminicida se resuelvan con mayor justicia y rapidez.

“El Poder Judicial es el último que falta por incorporar plenamente la perspectiva de género. Ya está presente en la Constitución y en las políticas públicas, así que es momento de exigir que la justicia también la aplique plenamente”, enfatizó.

Sandra García: volver a vivir después del horror

Sandra García vivió un ataque similar en 2023, cuando su exesposo violó una orden de restricción para agredirla brutalmente frente a sus dos hijos. La intentó estrangular, la golpeó hasta dejarla inconciente y la hirió repetidamente con un cuchillo.

Estuvo en coma 46 días y debió someterse a múltiples cirugías. Su recuperación, marcada por la lentitud y el dolor, continúa hasta hoy, afectando su movilidad y capacidad de habla.

Aunque llevaba ya dos años divorciada, su expareja intentaba retomar la relación constantemente, mientras incumplía con la pensión alimenticia y seguía hostigándola.

Sandra, además de afrontar la rehabilitación física y psicológica, tuvo que soportar un desgastante proceso judicial en el que su agresor buscó reducir el delito a simples lesiones.

“Pasé meses preparándome mentalmente. Estuve casi una semana en la misma sala que él, y fue extremadamente estresante. Afortunadamente, ahora puedo decir que lo peor quedó atrás. Él recibió una sentencia de casi 40 años, y finalmente siento que podemos empezar a vivir tranquilamente”, afirmó con esperanza.

Con información de EFE

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