El Departamento de Estado y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) notificaron formalmente al Congreso estadounidense sobre una reestructuración que contempla transferir algunas funciones de la agencia al Departamento antes del próximo 1 de julio. Además, se eliminarán aquellas funciones que ya no coincidan con las prioridades actuales de la administración, según indicó el secretario de Estado, Marco Rubio.

“Desafortunadamente, USAID se ha desviado significativamente de su misión original”, expresó Rubio, quien destacó la necesidad de “reorientar los programas de asistencia exterior para asegurar que estén alineados directamente con los intereses y beneficios para Estados Unidos y sus ciudadanos”.

El funcionario subrayó que Estados Unidos continuará respaldando programas críticos destinados a salvar vidas y mantendrá inversiones estratégicas que fortalezcan tanto a sus socios internacionales como al propio país.

Cabe recordar que una de las primeras medidas del presidente Trump al asumir el cargo el pasado 20 de enero fue firmar una orden ejecutiva que congeló por 90 días la ayuda exterior estadounidense.

Posteriormente se realizaron diversos recortes presupuestarios a múltiples programas gestionados por USAID, aunque se mantuvo intacta la asistencia considerada esencial para emergencias humanitarias.

La mayor parte del personal de USAID ha sido colocado en licencia administrativa, situación que ha generado conmoción e incertidumbre en esta agencia independiente creada por ley del Congreso estadounidense en 1961.

Hasta ahora, USAID administraba un presupuesto anual cercano a los 42,800 millones de dólares, cifra que equivalía al 42% del total de la ayuda humanitaria distribuida globalmente.