El Papa Francisco falleció el pasado Lunes de Pascua a los 88 años, dejando vacante el trono de San Pedro. Con su partida, se abre un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia católica. Durante los próximos 15 días, el Vaticano deberá convocar al Cónclave para elegir a su sucesor, en medio de un período de luto que se extenderá por dos semanas. La atención del mundo se dirige ahora a los nombres que suenan con más fuerza como posibles herederos de su pontificado.
Panorama del Cónclave
El Colegio Cardenalicio cuenta actualmente con 252 miembros, de los cuales 138 tienen derecho a voto por ser menores de 80 años. La influencia del Papa Francisco es innegable: 149 cardenales fueron designados por él, lo que podría inclinar la balanza hacia un candidato que continúe su visión pastoral, social y doctrinal.
Los nombres que más resuenan
Entre los cardenales más mencionados como “papables” se encuentran:
- Pietro Parolin (Italia): Secretario de Estado del Vaticano, con amplia experiencia diplomática y gran peso en los asuntos internos y externos de la Santa Sede.
- Matteo Zuppi (Italia): Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, conocido por su estilo pastoral cercano y su rol en procesos de mediación y reconciliación.
- Luis Antonio Tagle (Filipinas): Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, considerado uno de los rostros más carismáticos del catolicismo asiático.
Otros nombres relevantes incluyen:
- Pierbattista Pizzaballa: Patriarca Latino de Jerusalén, figura clave en el diálogo interreligioso en Medio Oriente.
- Michael Czerny (Canadá): Cercano al Papa Francisco, centrado en temas de migración, justicia social y medio ambiente.
- Fridolin Ambongo (República Democrática del Congo): Con fuerte compromiso en temas de justicia, paz y ecología en África.
El proceso de elección
La elección del nuevo Pontífice está regulada por la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, que establece que un candidato debe obtener al menos dos tercios de los votos de los cardenales electores. Si tras 24 rondas de votación no se alcanza un consenso, los cardenales pueden decidir optar por mayoría absoluta.
Durante el Cónclave, los cardenales permanecerán en estricto aislamiento dentro de la Capilla Sixtina, sin contacto con el exterior, garantizando la confidencialidad del proceso. Una vez elegido, el nuevo Papa debe aceptar el cargo y elegir su nombre papal, previo al anuncio oficial mediante el tradicional Habemus Papam.
Lo que viene
Aunque el procedimiento ha evolucionado con el tiempo, el espíritu de continuidad y unidad sigue siendo el corazón del Cónclave. Como dijo alguna vez Benedicto XVI: “La Iglesia es una sola, que avanza en su misión evangélica”.
Con millones de fieles en oración, la elección del nuevo Papa se presenta como una decisión histórica. El próximo Pontífice no solo heredará el legado reformista de Francisco, sino que también deberá afrontar los grandes desafíos de una Iglesia global en un mundo en constante transformación.