Mesas vacías, carteles de “cerrado” y calles casi desiertas. Ese fue el panorama en Colony Ridge, una comunidad ubicada al noreste de Houston, luego de que esta semana el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, en inglés) realizara una redada masiva contra migrantes. Decenas de negocios cerraron sus puertas temporalmente, y muchos residentes manifestaron su temor ante lo incierto de su futuro en Estados Unidos.
Las autoridades federales describieron esta intervención como la primera etapa de una “investigación criminal a gran escala” que dejó más de cien personas detenidas en pocos días.
Según testimonios de vecinos y activistas locales recogidos por EFE, los agentes del ICE instalaron retenes vehiculares en las calles principales, detuvieron a personas en sus domicilios y visitaron establecimientos comerciales—principalmente latinos, como panaderías y talleres mecánicos—para advertirles que se inspeccionará el estatus migratorio de sus trabajadores.
Este operativo forma parte de una ofensiva nacional impulsada por el expresidente Donald Trump, quien recientemente renovó su promesa de ejecutar “deportaciones masivas” contra personas sin documentos, estrategia clave que lo impulsó a la presidencia en su primer mandato.
Temor y pérdidas económicas en la comunidad
Enrique (nombre ficticio para proteger su identidad), dueño de una tienda de suministros para construcción, fue uno de los empresarios notificados por las autoridades sobre una inspección próxima al estatus legal de sus empleados.
Por su parte, Esteban (nombre también modificado por seguridad), vendedor ambulante, relató a EFE cómo desde que comenzaron los operativos ha visto disminuir considerablemente sus ventas: “Esto va a afectar especialmente a los negocios pequeños. Estamos solos y desprotegidos”.
Colony Ridge, en el ojo de la polémica
Desde hace dos años, Colony Ridge ha sido objeto de atención mediática y críticas por parte del Partido Republicano, especialmente después de un tiroteo en la zona, perpetrado por un hombre sin estatus migratorio que dejó cinco víctimas mortales.
A partir de ese momento, el gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, ha señalado constantemente a Colony Ridge como una zona donde “no llega la ley”, alimentando críticas de sectores conservadores que describen al barrio como una “colonia de migrantes ilegales”.
El crecimiento acelerado de la comunidad, marcado por viviendas móviles y casas prefabricadas vendidas bajo condiciones financieras cuestionables, también ha generado controversia. Varias empresas inmobiliarias de la zona han sido acusadas judicialmente de prácticas abusivas hacia las familias migrantes que buscan estabilidad y vivienda asequible.
Entre el alivio y la intimidación
Jasmín García, migrante mexicana beneficiaria del programa DACA, aseguró a EFE que, aunque cree necesario que exista presencia policial para poner orden en la comunidad, la agresividad de los operativos y la narrativa antiinmigrante de las autoridades le provocan temor.
“Como beneficiaria de DACA, el miedo siempre está presente, porque nuestro futuro depende de decisiones políticas que están en manos de otros”, expresó Jasmín, cuyo estatus migratorio sigue siendo incierto debido a las continuas amenazas judiciales contra este programa.
“¿Quién hará el trabajo si nos vamos?”
Rosa (nombre modificado), migrante salvadoreña y dueña de un pequeño negocio local, destacó que la política de deportaciones no solo impactará negativamente a los latinos, sino a todo Estados Unidos.
“El trabajo que hacemos los hispanos no lo quieren hacer los estadounidenses. No limpian, no preparan comida en restaurantes. Critican mucho a los indocumentados, pero la pregunta real es: ¿quién hará todo ese trabajo cuando nos vayamos?”, concluyó Rosa, preocupada por el impacto económico y social que las redadas puedan causar.
Con información de EFE